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Mostrando entradas con la etiqueta Fernando Peralta. Mostrar todas las entradas
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16/6/14

Para Jorgito Cruz.



Dejamos huellas en esta ciudad y tengo testigos,
y no es que quiera reclamar o probarlo,
pero es que el recuerdo me lo vive trayendo a la mesa,
dejamos huellas en esta ciudad y lo sabes,
lo sabe el taxista, el barista y el bartender,
lo sabe el bouncer del Fat Cat
lo sabe el bum que toca la marimba en la 14.

Dejamos huellas y esta ciudad lo sabe,
y no es que quiera probarme lo contrario pero me lo reclama,
y es que el taxista, el barista y el bartender
no saben donde se ha metido nuestro recuerdo.

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Y el eco en el café, en los bares, el eco en los baños de los bares,
el vacío en las azoteas llenas de palomas,
el café de los bums,
el café, que el calor color café de tus ojos.

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Subí al top of the rock para no ver nada,
porque existía el central park pero también existía el café de tus ojos
y me quedaba ahí, mirando cómo se pierde el tiempo en tu mirada,
mirando como los turistas, en vez de ver el empire state, perdían el tiempo
viéndote las nalgas.

Sin miedo a las alturas porque mi mente estuvo siempre debajo de tu falda,
porque ahí es que debo reinventar mi gran manzana.


Fernando Peralta Cruz.
New York, NY.

4/5/14

Disculpa mis faltas.

"Valley girls giving
Blow jobs for Louboutins
what do you call that?
Head over heels."

Iggy Azalea


No es que me considere un buen creyente pero si creía en lo destructivo de nuestras ganas. ¿Sabías? Porque yo sí sabía, sabía que habíamos nacido de la nada, del vacío. Nacimos de un hola-como-estas que escondía el mal sabor de una resaca de martes por la mañana.

Sabía que nuestra desnudez desconocía el control del tiempo y de los polvos que explotan como bombas en Kosovo. Sabía; quizá sólo pensaba, que éramos un tesoro que se escondía bien a pesar de que en los bares conocían nuestras miradas.

Sé que nunca me quedé hasta al otro día aunque naciera el amanecer mientras te singaba. Porque sabía el significado de esos días mañanas poco saludables luego de una noche bien cargada

Sabía que eras mejor amante de espaldas ya que podía hablar mal de ti, porque no podía ver directo los secretos que guardan tus ojos

Sabía que todo empezó a joderse cuando me empezó a gustar el Fito que tanto odiaba. Empezaron a nacer versos debajo de tu falda.

Sabías que no creía en nada pero de mi poco creer puedo decir que se dudaba poco de tus palabras; quizá por la hora en que nacían o quizás porque no sabían a nada. Los sentimientos en tus palabras eran mi pequeño gas mostaza: Con nombre de condimento pero con efecto que mata. Disculpa mis faltas.

Fernando Peralta Cruz
Bowling Green (4,5), New York, NY.

21/4/14

De Lunares y ciencia.

 "Y después de hacer todo lo que hacen, se levantan, se bañan, se entalcan, se perfuman, se peinan, se visten, y así progresivamente van volviendo a ser lo que no son."
Julio Cortázar.

Y que mi ciencia favorita ha sido descubrir tus lunares y no la luna de nuestro planeta y mucho menos las de neptuno. Porque en cada uno se esconde un verso diferente, un beso distante, un poco de mi curiosidad que goza porque está satisfecha.

Aunque mis estudios a veces se quedan estancados en el interior de tu muslo derecho, quizá buscando la existencia de un gemido o del suspiro que perdiste cuando iniciamos.

Y le llamo ciencia porque en cada lunar te descubro, a veces discreta, a veces dulce, a veces de pulso intenso, a veces de calma serena. A veces con risas y algunas otras con “coñazos” y gritos.

Los tres lunares en tu hombro, lo que han lanzado mi vergüenza y control al pozo. Tres errores con los que espero tropezar, dónde me gustaría perder.

Fernando Peralta Cruz
Bronx, NY

6/4/14

Al nadar.

“¿Pero quién quiere ocultarse de lo desconocido?”
Vetusta Morla - Fuego



Esta conversación debió morir ahogada en cerveza, o quizá vivir flotando eternamente en ella. Y digo cerveza porque se habló de momentos a solas disfrutando de la poca libertad ajena, de la gran soledad que nos premia cuando necesitamos perdernos en ella.


Esta conversación debió ser el entretenimiento de algún bartender de la ciudad y no el simple deleite de nuestros dedos. Porque la ciudad y los bartenders conocen y saben de soledad, y de cerveza y de paz continua en medio del caos.


Y otros, que no saben de cerveza, ni de bares, ni de soledades, ni de pajas de viernes por la noche; los que buscan compañía en una mente que grita por espacio.


Que no somos el tumulto a quién les sobra la inspiración y el tiempo, quizá nos falta mucho de ambos porque nos sobra la sobriedad y sobrevivimos de tango en tango. Quizás nos faltan los panties mojados donde nuestros dedos puedan relajarse al nadar.

Nos sobra un océano de distancia. Nos falta la cerveza y el bar. Nos asfixiamos sin aquella libertad. Nos sobran las reglas morales pero a nuestra conveniencia.... ya que tenemos ganas de desvestirlas a ellas.

Fernando Peralta Cruz
Bronx, NY

12/3/14

Para LM Panero. (16 de junio de 1948 - 5 de marzo de 2014)

Eran las doce en mis ojos
las doce en mis labios
y mis labios comían mis narices.
Leopoldo María Panero.

No es poesía lo que en tus tetas busco,
sino buscar el malditísimo motivo
de porque sigo encontrando mis miedos
debajo de mi almohada,
que no me aporta nada,
no me da oxígeno cuando mi apnea ataca.

No haré mutis sólo porque
las puertas de la ciudad ya no gimen
cuando les atraviesa la vergüenza.

Ya no rugen las calles de esta ciudad, Panero.
Ya no tiemblan de miedo las dudas.
Ya la heroína no es tan buena como en el 92, Panero.
Ya no pasan de los 35 los yonkis,
Ya no sirven para nada dos mil pesetas.

Así que vete y descansa
recuerda que no sirve de nada
cagarse en Franco mientras te folla un pez
en medio de tu eternidad privada.

Ahora es trabajo de otros
cagarse en el psiquiátrico
donde ultimamente te hospedabas.

Ya no rugen tus quejas, Panero.
Ya nos toca a nosotros cagarnos en el fin.

Fernando Peralta Cruz
Bronx, NY

5/3/14

Fuck you, Dorothy.



¿Qué tan fácil es jugar conmigo?
¿Qué tan fácil es mencionarme un abril para que yo imagine lo que no debo?
¿Qué tan difícil es decirme que mis letras no sirven ni para una mala paja?
¿Qué tan idiota debo seguir siendo para creerme todo lo que callas?
¿Qué tan fuerte debe ser la esperanza?
Y siempre hay problemas cuando mi duda tiene hambre pero con tu ego todo bien porque siempre tiene de comer.

(Hablas de cosas que no existen
Mi ego es una de ellas)

Y yo soy de hojalata y no tengo corazón, Dorothy.
Te me cuidas mucho de regreso a Kansas.

Fernando Peralta Cruz.
New York, NY

3/3/14

Excusas.

Nunca necesité una excusa para esconderme detrás de cualquier muro, o para  explorar debajo de cualquier falda a la hora de justificar mi conocimiento ya que todo lo hacía con fines educativos.

Tampoco necesité excusas para dejar de nadar las piscinas públicas que me ofrecen las dudas.

Nunca necesité excusa para huir de las ironías de la vida o para bailar con ellas.

No necesito excusas para perderme en los riéles que me alejan de la sobriedad y hacen que me pierda en la enorme pantaleta cultural de ésta ciudad.

No tengo el valor ni la excusa suficiente para abandonar las letras sabiendo que sólo hemos llegado al forplei.

No hay excusa ni ley moral que me aleje de los problemas que saben dar cómo fruto lo mejor de mis historias incompletas.

No existe el eco que llene la noche que se desvela en espera de un poema.

Nunca he necesitado más que ganas para rascarme un grano en público.

16/12/13

Mami, yo no sé.

Soy hijo de una madre soltera de la cuál siempre obtuve todo porque era adicta a su trabajo y era muy apegada a sus responsabilidades. Tuve siempre un buen techo en el cual nunca hubo una gotera y nunca vi un plato que no tuviese comida. En mi mochila del colegio siempre tuve libros y cuadernos cagados de mis dibujitos y letras.

Gracias a Verónica tuve todo ya que la mitad de cada uno de sus latidos eran para mí.

De jovencito recuerdo que nos mudamos a San Pedro de Macorís. Si mi memoria no está mal era el barrio los maestros, casa de dos plantas; arriba vivía doña rosa y al frente estaban Don Bienvenido y su colmado. En aquel colmado aprendí la diferencia enorme que existe entre los jugos ricas normales y los 100%. Aprendí lo que era una jugola. A una cuadra vivía Alexis Sánchez, mi primer amigo del pueblo, y su familia. Eramos todos súper fanáticos de las tortugas ninjas y el abuelo de Alexis era experto en decir: “Santiago, Santiago, La ciudad corazón”.

También aprendí que la televisión y el nintendo siempre estaban ahí. Sobre todo en la soledad y en los días “sin familia” (Vamos a llamarle así a los días en que mami terminaba tarde en las noches de inventario), en la enfermedad y en la joven e ingenua locura. Creo que estar en mi habitación en paz y jugando video juegos fue la primer probadita que tuve de independencia y libertad.

Quizás a mami le preocupaba, pero no había de que. Creo que aprendió cómo era mi forma de ser luego de que aquella vez fui a casa de Carlo Danilo Pestana a jugar súper nintendo. Y era las 7 de la noche y ella estaba loca buscándome ya que nunca le dije a donde iba. Eran las 8 PM cuando llegué a nuestro apartamento y lo encuentro lleno de policías. Claro, con mami al final de la sala con un cinturón en mano. Creo que fue la gran pela de esa época de mi vida; sólo superadas por las pelas que patrocinaba alguien que ahora mismo no tiene importancia.

Encontré en la familia de Carlos Danilo muchos valores que quizá nunca hubiese tenido en casa. Aprendí mucho de ayudar desinteresadamente. Aprendí a comer en una mesa llena de gente. Me aprendí a sentar. Entre mi mamá y los Pestana Torres me enseñaron  a trabajar.

Pero era ahí, o desarmando electrónicos o dañando computadoras en casa. O jugando en las consolas prestadas de amiguitos que se iban de viaje. Pero siempre solo.

Y no sabe usted, señora Verónica, lo mucho que agradezco esos espacios de mi vida en que nadie ponía de más en el reloj de arena y el tiempo era mío y de yo poder controlarlo. No se me preocupe, que aprendí muy bien que mi familia son mis amigos y que sólo puedo contar con usted cuando algo se necesita.

Gracias a ti no hay razón pa’ andar echándole romo al corazón para que llegue el olvido ya que el vacío de los ausentes se llena con cualquier momento de ocio.

Ya de adolescente lo sabía. Me agarraba la madrugada cuando me tocaba caminar de Cyber Town hasta la casa. Recuerdo que a veces me esperabas despierta, preocupada. Pero ya sabías que vivía de la madrugada y sólo le temías a lo que la calle pudiese haber hecho conmigo.

Y nunca me juzgaste ni intentaste cambiar como era. De ahí aprendí a no juzgar, aceptar y dejar correr. En verdad no tienes que pensar mucho en lo que has hecho por mí porque has hecho bastante, a tu manera. No hablo de buena universidad ni tremendos colegios porque esos no me aportaron la gran vaina. Pero tú sí, con tu paciencia, tú sí, con tu espacio.


A lo mejor esto nadie lo entienda pero no tiene precio el que haya aprendido de alguna forma lo cruel que puede ser el cariño al compromiso y no a uno mismo. De lo mucho que cuesta el adaptarse y desprenderse. ¿Podré dejar la soledad que me caracteriza y soltar las mañas que me hacen quien soy? Mami, yo no sé.


Fernando Peralta Cruz.
New York, NY 

25/11/13

Gracias.

"I want you to be weak, as weak as I am"
Milan Kundera.

Debo darle las gracias a la facilidad con que cometo errores y a la gran capacidad que tengo para meterme en problemas. Por la oportunidad de fijarme en labios imposibles a los cuales escribo versos que nunca serán correspondidos.

Por la curiosidad constante que busca en la distancia el remedio imposible a mis dudas. Por los accidentes que cometo a la hora de hablarte de madrugada aún sabiendo que tus pensamientos están reservados para amores pasados.

Gracias por la facilidad con que nos enamoramos de una historia que nace en los segundos entrecortados de una mirada. Por la claridad con que el fracaso se presenta y que nos libra de tener que inventarnos todo un big bang con religiones de respaldo.

Gracias a la falta de interés que reina en nuestros poros. Amantes de una química que se pierde en una física ausente.

Fernando Peralta Cruz
New York, NY

23/11/13

Mi verdad y su éidi-dí.



Mi verdad es que vivo de una sonrisa en esta ciudad que se mantiene de las mentiras que producen mis miedos; que se enamora de sus traumas y se aferra. Mi verdad es que le tengo miedo a los finales y por eso nunca dejo que las historias se escapen de mis dedos.

Las historias sin terminar son las que definen la inseguridad en mi mirada y que marcan el ritmo con que mis dedos tiemblan cuando encuentran el momento de perderse en sus propios nervios.

Mi verdad es que no necesito que me recuerden lo que es fallar porque es la constante con que se alimenta el vacío en mi pecho; la misma verdad que le huye a la luz cuando siente que alguien la descubre.

Mi verdad es que ya no escribo porque las madrugadas me han abandonado y no encuentro un lugar donde mis dedos puedan soñar en paz.

Y es que nadie tiene que ocuparse por criar mis mentiras, mis excusas o mi dejadez porque ellas se han valido por sí solas. Porque hay un éidi-dí que vela por la salud de mis fracasos. 

Fernando Peralta Cruz
Yonkers, NY.

10/10/13

Jugar a ganar.

Me gusta compartir mi cama con mujeres que anden siempre con sus traumas debajo del vestido. Es que siento un respiro, siento que mi seguridad se pierde en las inseguridades de ellas y se siente más cómoda si algún día me da con no quitarme la camiseta o si me siento con ganas de hacerlo con el bombillo apagado.

Que se siente mejor cuando te lo maman con lágrimas recorriendo la cara de una mujer con sueños e ilusiones perdidas, de padres ausentes, de golpes y moretones que no olvidan nombres.

Es algo normal. Aprovecharse. Llegar, investigar, conocer e infiltrarse. Jugar a ventaja.

Me gusta compartir mi cama con mujeres que griten por atención y que mojen al sentirse como en los brazos de su papá. Mujeres con el orgullo por el piso sin importar que tengan el ego por los cielos.

Es bonito aferrarse a las nalgadas que le hacen sentir en físico el dolor que algunas veces le produce recordar los malos momentos que han formado su historia. Al final me gusta una mujer que deje que sus complejos compartan la cama conmigo y que la desnudez sea ese pequeño simulacro de confianza que calme mis inseguridades.


Fernando Peralta Cruz
New York, NY

20/9/13

Mereces lo peor.

(Instrumental...)
Mouse On the Keys - Soil


Sabes que mereces lo peor,
lo peor de las canciones
y sus recuerdos
lo incómodo de mis silencios,
mereces sexo del que desconoce límites
del que te lame la cara en plena madrugada
del que no respeta ingenuidad alguna.

Mereces perderte en lo más profundo de la noche
de nuestra noche, o en las orillas de nuestros poemas.

Y te lo deseo, porque en mi habitación se ha perdido la vergüenza
y sé que los culpables son tus versos,
o quizá la culpable es tu voz con su tono de tornillo ciego.

Porque sé que esta ciudad no sé ha quedado
con el resto de mi cordura,
ya que ella ha dejado las noches embriagadas de Jazz
para perderse en barrios jóvenes y preñados de ilusiones.

Mereces lo peor,
una tarde perdida en las dudas
de tus sueños imposibles,

mientras mis sueños caen con tu ropa.

Fernando Peralta Cruz.
Yonkers, NY.

28/8/13

¿Qué sabe de distancia la humedad?

"Solo a veces, de noche, cuando vuelven tarde de alguna fiesta, sus vestidos parecen raídos ante el espejo, deformados, sucios, ya observados por demasiada gente y casi impresentables."
Franz Kafka

¿Qué sabe de distancia la humedad?


Lo más que puede conocer de distancia la humedad es lo que conoce mi dedo al entrar y salir de ti. Con tus pequeños sueños colgando entre mi dedo mayor y anular. Tu futuro muere en forma de gemido y mis dedos vuelven a esconderse en las estrofas que me regalan tus piernas.


Y no hay un Kafka, un Poe o un Kundera que te salven de mi lengua en tu entrepiernas, mi lengua y sus excusas de dibujar en ti una noche completa, con sus estrellas cayendo en señal del fin del mundo y con trompetas que adornen el amanecer con esperanzas para esta utopía tan discreta.


Pero el ron nos servirá de condena, nos hará esclavos de nuestros labios mientras que el sol nos desnude los secretos. Porque no hay una aduana que nos revise la poca vergüenza que llevamos de equipaje, que bien por nosotros, a sabiendas de que en estos cuerpos sobran las ganas.


Fernando Peralta Cruz.
New York, NY

22/8/13

Nalgadas para la pereza.



Marielena y su silencio. Siempre a solas, siempre pensando con cuidado ya que sus panties se roban la picardía de sus historias. Se le van las horas. Quizá de maqueta en maqueta o  de maquinar una duda para achacársela a otra.

Un escándalo en mis ganas, Marielena, y es que las niñas buenas también merecen que se le vengan en las tetas, le laman el culo y las miren con rabia. Algunos se ocupan de buscar en ella el defecto que les quite el deseo de casarse con ella mientras yo invierto los momentos de ocio de mi imaginación en buscar la forma de hacerla venir y que ella quiera perderse en Los Montones conmigo.

Y es que el toto inocente moja hasta con el dulce soplo del viento, por eso es el celo a la ingenuidad, por eso el cosquilleo en nuestro interior cuando corrompemos a lo que no conoce las excusas ni los pretextos.

Soy una simple unidad en el conjunto de hombrestrabajadoressacerdotescarpinterosprofesoresalbañileschoferesyonkismotoconchistasysankypankystortilleras y demás que quieren bregarte. Una simple coma en esa yuxtaposición.

Marielena y sus estragos causados por pequeñas pajas inspiradas en Mathias Bengtsson y Steven Holl. Porque el cuerpo a veces desconoce de migajas, y más en la madrugada, cuando los brassieres sobran y los panties no sirven ni para limpiarnos la vergüenza.

Es que las niñas buenas también merecen nalgadas de sorpresa para que se les vaya la pereza.


Fernando Peralta Cruz.
New York, NY

8/8/13

Foquin Foc.

I don't need any help to be breakable, believe me
I know nobody else who can laugh along to any kind of joke
I won't need any help to be lonely when you leave me
The National - Slipped.


Siempre le he temido a perderme en ella, en su copa casi vacía, seca de tinto y llena de soledades baldías.


Era un side walk cafe en la catorce, entre séptima y sexta, era verano. Todos eran, pero también lo era la humedad y el calor insoportable. Éramos nosotros, el sudor y el estrés. Quizá algunos eran el ruido que despedía el tren que nos cruzaba por debajo de los pies y otros eran no más que el foquin foc con acento de blanquitos.


Son tantas las nalgas en la ciudad y yo me quedo perdido en tu rostro, estancado por elección en este instante; sin esperanza de salir de esta distracción obtusa, sin fin de lucro inmediato; y me sigo distrayendo, con la pequeña gota de sudor que nace en uno de esos poros aleatorios y desaparece en su escote.


Y ahí me olvido del tren y de sus estaciones, me olvido de las citas de Proust y de lo mucho que detesto el bajo a cigarrillo. De ahí en adelante nadie es lo que parece y mi gran fortaleza se deshace de sus pestillos.


No soy calor, ni humedad, no soy New York, ni soy ni la calle catorce, ni la sexta ni séptima avenida. Soy aquella pequeña gota de sudor que busca educarse en cómo salvarse del olvido.

Fernando Peralta Cruz
New York, NY

30/7/13

Rojo y azul.

“Coincidir
y dejar que la noche
nos convierta en desconocidos,
que nos desvista del recuerdo
y nos deje perdidos
en algún rincón de nuestros sentidos.

Que los tragos
patrocinen el dulce evento
de nuestro olvido
y que nos deje conversando
en algún banquillo dónde
la desnudez no sea molestia
ni distracción al gentío.”

Fue el primer poema que le regalé. Una estructura simple y a escala de gris, decorada con rima y ritmo, sin muchas pausas, sin mucha distracción; directo a sus tetas, con la intención de corromper su mirada y volverla mía.

Pero sé que faltan muchos versos antes de poder llegar a sus ganas, faltan los versos en que me olvido de que la vida existe y lo que busco es morir en sus piernas. Falta el romito para hacer más intensas nuestras malas intenciones.

Falta que la distancia se acorte para que la química consuma nuestra ropa. Nos faltan las paredes, nos falta marchitar el silencio que secuestra tu boca.

Fernando Peralta Cruz.
New York, NY