Páginas

Mostrando entradas con la etiqueta Old Post. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Old Post. Mostrar todas las entradas

11/8/13

Aquellos días

Recuerdo aquellos dias donde no importaba si el cliente pagaba la cubicacion, a esta hora ya teniamos dinero en la cuenta. Raudos por la carretera pasabamos frente a Parador Castillo que a esa hora dejaba de servir alimentos para convertirse en un centro de entretenimiento para adultos, o como decia Glenys, una cuereria.

En la bomba de Amable se gastaban los primeros mil pesos del cobro, en pequenas bien frias frias con pechurina ahogada en aceite caliente, el mismo del miercoles pasado, pero whatever, es bavaro y si ya comiste donde Boba, tienes cancer o no eres humano. Criticabamos las decisiones de los jefes, desnudabamos a las nuevas vendedoras, nos reiamos de los arquitectos que olvidaban las pendientes para los desagues de las manejadoras, era nuestro momento macho/hormigon/botas/camionetas/manos asquerosas/olor a aditivos del dia.

Cuando te orinas las botas y te salpicas el pantalon, entonces sabias que ya no podias seguir bebiendo de pie, como vaqueros del viejo oeste, todos en fila hacia el Guateque. Bachata amargada, merengue sin letra, mujeres camareras de dia, prostitutas de noche, habitaciones sencillas y deluxe, placeres incluidos, tufo. La vista se nubla y el celular se llena de mensaje; insultos de un compromiso que has roto y que llora desconsolada en Santo domingo, por otro lado, varias llamadas perdidas de alguien que te esperara en Mangu a las once. Llegas a tu casa y no te atreves a sentarte ni en la incomoda silla de tu comedor, temes a caer rendido y despertar al tercer dia, como aquel que vino hace cuchimil siglos atras. Todo queda lejos, es como vivir en Florida pero ganando en pesos.

Cae la noche. Andamos en solitario. Es el momentos de ver y voltear la cara, no quieres enterarte de Tezanitos con Dorka, ni Marian con Jose, ni Samir con Rosa, todos se agarran de la mano, hablan con ternura, miran con deseo y dan besos en la frente, dicen palabras bonitas, prometen divorcios. Yo me junte con ella, bailamos hasta tarde, nos pasamos subiendo y bajando escaleras, escondidos entre turistas, sankies y amantes. Fuimos a esperar el amanecer en la playa, desayunamos cerveza a ciento cincuenta pesos. Hace tiempo dejamos de hacernos promesas, ella se va para Madrid a estudiar y no volver, yo me ire a Santo Domingo a rogar con flores en las manos que no me deje, que todo fue un error, un sueno de verano de aquellos dias.

9/7/13

La 303. (Old Post from Yuxta, Posición.)

I saw no fire in your street
Only the stones you've thrown at me
Does it make you feel better?
Well, you know we're all just sinners
As Tall as Lions.

“Lo hice, Ernesto. No me pude contener.”

Fue lo único que le dije al llamarlo. Era la habitación 303 del hotel Las Gárgolas y estábamos los dos solos. Ella estaba tendida en la cama, no sé si de verdad estaba o si era ella persiguiéndome como lo hace en la mayoría de mis sueños. Ella estaba ahí, con poca ropa y ya le quedaba poca piel.

Yo estaba en la esquina de la habitación, viendo como ardía al lado de ella. Y eso es lo que le pasa al cuerpo luego de matar, arde y se le eleva, se hace grande en pensamientos y se consume en físico. Estaba viendo dos cuerpos que al parecer estaban muertos, quizás por haber vivido demasiado, quizás murieron tan bien porque era la primera vez que les pasaba.

Volví a llamarlo. Le dije que la reacción era perfecta, instantánea. Nunca me había alegrado tanto llegar a este punto y comprobar una vez más lo bonito que es matar.  “Man, esto es un abrazo a lo más profundo del alma”. Le dije.

Y lo importante es morir en cada intento, así sería la forma educada de lograrlo.

Dos occisos se encuentran en el 303 y nadie se entera. Todos sabían que pasaba algo pero todos estaban pendientes a lo que les pasaba. Todos en lo suyo, en su festín carnal. Todos atentos al entrepiernas de su víctima. Todos vistiendo de semen los cuerpos a los cuales le han jurado amor y cosas bonitas. Todos puerquitos, amantes del dirty talking y las nalgadas.  Casi todos muertos, viendo cómo se desintegran sus cuerpos en una habitación donde se atreven a jurar amor pa' siempre.

Fernando Peralta Cruz
Lowell, MA