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11/6/13

Brechando

Hola vecina. Déjeme decirle que todos los días la veo bajar apuradita por las escaleras, bien de prisa para que no la deje el bus. También, vecina, déjeme decirle que la he visto bajar bien arregladita con su faldita corta y el pelo suelto, aunque por mala suerte,  no he podido ver quien es que la recoge.

Vecina, y usted está bien? Hace días la vi sentada al pie de la escalera, con la mirada perdida, como extrañando a alguien que no volverá. Vecina, y cuando se pasó la mano por la cara, aquel día de mucho sol, eran lagrimas las que se quitaba de su rostro,  o era el sudor, o su pelo hermoso como un valle sembrado de girasoles?  Oiga vecina, la blusa que mejor le queda es la de rayas azules; el azul del cielo,  el azul del mar. 

Algún día tendré el valor de marcar tu número y preguntar cómo estás. Algún día tendré el valor de tocar tu puerta y pedir... bueno, ese día me invitaré una excusa.  Algún día te esperaré. Mientras, seguiré en mi ventana pendiente a tus pasos,  esperando que dejes las cortinas abiertas, qué bailes mientras te cambias, que no llores más al llegar a tu casa, que en vez de subir esas escaleras, subas las mias.

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