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19/8/13

Erredé.


…sin embargo, este es un país donde entre mulatos y negros son mayoría y un zapato caro los pisa y los hace mierda. Un país donde la garganta de un hombre grita muerte y la bota de un salvaje lo acerca a ella. Un país lleno de mujeres con códigos de barras y niños con estómagos vacíos y llanto: mucho llanto. Funcionarios que ríen, ríen mucho y revientan los botones de sus pantalones. El país de la descomposición, de humedad fétida y cinismo.
El país de la receta para el caos: dos gotas de lluvia o dos pesos en los bolsillos ¡MAGIA! Dos mil imbéciles al volante. Un país empacado en un envase de foam que se come a sí mismo.
El país de los ministerios expertos en poner sueños a la venta, de ministerios que repiten que la isla es inagotable como diciendo sigan, que esta vaina no se va acabar por más que la jodamos, de ministerios perpetuando el complejo de Guacanagarix. República Dominicana, la perra doblegada del FMI. La que teme una invasión haitiana en el siglo XXI. La wannabe del Caribe que apunta al cuello blanco del norte y al más blanco de Europa. La que anuncia cierre de establecimientos con muchos cojones y luego los abre con una faldita bien corta y comando.
Un país de burbujas empañadas y risitas chick, de miopía y escasez de cuestionamiento, de tragos y cigarros en una mano, y celular en la otra. El país que teclea demasiado y siente muy poco. El país propiedad de los apellidos que terminan en ini, el país de los ripios. Un país tomado por los cojones desde que tres embarcaciones llegaron a invadir con cruces y armas. El país del fromage rancio, del niño que ya no crece con plátanos gracias a su dear mommy que le compra fast food.
El país de partidos que no liberan, ni revolucionan ni reforman, el país que mal parió ladrones. El país de los intercambios de disparos, de policías tristes y gallitos alegres. De militares placebo, de sueldos mínimos y cinco bocas pidiendo leche. De víctimas de un sistema hijuelagranputa catalogadas de antisociales. De calcomanías reales de perros y gatos en las avenidas. De caballos con huesos de más y latigazos de sobra.

¿Qué coño es esto?

Ariel Contreras,
Santo Domingo, Erredé.

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