El azul del cielo de este domingo se aleja
trae de las piernas una noche que promete
fantasmas y sed.
Una noche con todo un cielo donde nadar
sin esperanzas de
ahogarme en la orilla
con la necesidad de fragmentar el cuerpo
y darle de comer al pecado.
Emerger de la botella y preguntar al viento quien la frotó
para darme cuenta de que no fue nadie,
regresar a ella
para salir otra vez y repetir
la misma pregunta.
Abrir los ojos y ver que ya el azul se aleja
y sentir como esa noche que trajo de los pies
ocupa todo mi cuerpo
que espera ese cielo para nadar y calmar el calor de esta
obsesión.
El azul del cielo de domingo ya se alejo
y me pregunto
para que sirve el azul de un cielo de domingo
si no puedo ahogarme en la orilla
de ese cielo que trae la noche.
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