Yo no creo en las personas muy correctas. Me dan miedo, me atemorizan. Tiemblo al saber de sus vidas perfectas, de su tiempo perfecto, de su moral perfecta, de su culo siempre limpio.
Hay tantos seres correctos en esta sociedad, en esta ciudad, que a veces me dan ganas de vivir en la plenitud y perfección ingenua del desierto, pero hasta él es de los correctos, pero se le conoce. Se le conoce por sus escorpiones y tormentas de nieve y de noches frías y secas.
Yo no sería estas letras que hoy escribo si fuese uno de los correctos. No sería ni la sombra de lo que soy sin mis defectos y errores. Una pared sin relieve, cien por ciento llana, aburrida, sin una piedrita mal puesta; una oda a lo imposible.
Los correctos, los que evitan el alcohol para que no salga a relucir la verdad que muere en sus días amargos y de sobriedad. Los correctos y su falta de vicios; es difícil respetar a quien no respeta los vicios ajenos.
Fernando Peralta Cruz
New York, NY
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